domingo, 17 de octubre de 2010

La semilla de mostaza (Osho )2da.parte- La grandiosa metáfora de Jesucristo según el pensamiento de OSHO

La semilla de mostaza (Osho )2da.parte
La grandiosa metáfora de Jesucristo según el pensamiento de Osho

21 de Agosto de 1974

PRIMER VERSÍCULO...


Los discípulos le dijeron a Jesús:
"Dinos a qué se parece el reino de los cielos".

El les dijo:
"Es como una semilla de mostaza-
más pequeña que todas las semillas,
pero que al caer en tierra preparada
produce un gran árbol
y llega a ser refugio
de todos los pájaros del cielo".


Por eso es que Jesús va repitiendo una y otra vez: "Quienes tengan oídos podrán entenderme. Quienes tengan ojos: ¡vean! ¡Estoy aquí!". ¿Por qué él va repitiendo: "Quienes tengan ojos ¡vean! Quienes tengan oídos ¡oigan!", por qué?
El está hablando sobre otra dimensión de entendimiento que sólo un discípulo puede entender.
Muy pocos entendieron a Jesús, está en la naturaleza de las cosas que tenga que ser así.
Muy pocos -¿y quiénes son aquellos pocos? 
No fueron eruditos, no; no fueron profesores de las universidades, no; no fueron los tan llamados sabios, los filósofos, ¡no!
Fueron gente ordinaria, corriente: un pescador, un labrador, un zapatero, una prostituta; fueron gente muy común, de lo más común, lo más común de lo común.
¿Por qué esta gente pudo entender?
 Debe haber algo extraordinario en un hombre común.
Debe haber algo especial que existe en un hombre común y que desaparece en los así llamados "extraordinarios". ¿Qué es esto?
Es la humildad, la confianza...
Porque cuanto más entrenado estás en el intelecto, la confianza es menos posible; cuando no estás entrenado en el intelecto, la confianza es más posible.
Un labrador confía, él no tiene necesidad de dudar.
El siembra las semillas en el campo y confía que brotarán, germinarán cuando la estación apropiada venga.
Germinarán.
Espera y ora, y en la estación propicia aquellas semillas germinarán y se convertirán en plantas.
Espera y cree.
Vive con los árboles, con las plantas, con los ríos y montañas.
No hay necesidad de dudar: los árboles no son astutos, no necesitas ninguna armadura a tu alrededor que te proteja de ellos; las montañas no son astutas -no son políticos, no son criminales- no necesitas de ninguna armadura que te proteja de ellas.
No necesitas de ninguna seguridad ahí, puedes estar abierto.
Por eso es que cuando vas a la montaña repentinamente sientes un éxtasis.
¿De dónde viene? ¿De las montañas? ¡No!
Viene porque ahora puedes poner la armadura a un lado, no hay necesidad de tener miedo.
Cuando vas a un árbol repentinamente te sientes bello.
No viene del árbol, está viniendo desde dentro de ti.
Pero con un árbol no hay necesidad de protegerse, puedes estar tranquilo y sentirte en tu hogar.
La flor no va a atacarte repentinamente; el árbol no va a ser un ladrón, no puede robarte nada.
Es así que cuando vas a las montañas, al mar, a los árboles, a los bosques, pones a un lado tus armaduras.
La gente que vive con la naturaleza es más confiada.
Un país que es menos industrializado, menos mecanizado, menos tecnológico, vive más con la naturaleza, tiene más confianza en ella.
Por esto es que no puedes concebir que Jesús vaya a nacer en Nueva York -casi imposible.
Fanáticos de Jesús pueden nacer ahí, pero no Jesús.
Y estos fanáticos son sólo neuróticos, Jesús es sólo una excusa.
No, no puedes pensarlo... que Jesús vaya a nacer ahí, es casi imposible.
Y aun si naciera ahí, nadie lo escucharía; y aun si él estuviera ahí, nadie sería capaz de reconocerlo.
El nació en una época sin tecnología, sin ciencia, el hijo de un carpintero.
Vivió toda su vida con los pobres, con la gente simple que estaba viviendo con la naturaleza.
Ellos podían confiar.
Jesús llega al lago un día... es de mañana y el sol todavía no ha salido en el horizonte.
Dos pescadores están ahí, acaban de tirar sus redes para pescar, cuando Jesús viene y les dice: "¡Miren! ¿por qué están desperdiciando sus vidas?
Yo puedo hacerlos pescadores de hombres. ¿Por qué están desperdiciando su energía en pescar?
Yo los puedo hacer pescadores de hombres.
¡Vengan, síganme!".
Si él te hubiera dicho eso cuando estabas sentado en tu oficina o en tu negocio, habrías dicho:
"¡Fuera de aquí! No tengo tiempo, no me hagas perder mi tiempo".
Pero aquellos dos pescadores miraron a Jesús, miraron a Jesús sin ninguna duda.
El sol estaba saliendo y el hombre era bello, este hombre Jesús.
Y sus ojos, eran más profundos que el lago; y su brillo era mayor que el del sol.
Ellos arrojaron sus redes y siguieron a Jesús.
Esto es confianza, ni siquiera una sola pregunta "¿Quién eres tú extraño?".
Ellos no le conocían, no era de su pueblo; nunca le habían visto, nunca le habían escuchado.
Pero era suficiente; el llamado, la invitación, fue suficiente.
Habían escuchado la invitación, miraron a Jesús, sintieron su sinceridad y le siguieron.
Justo cuando ellos estaban saliendo del pueblo, un hombre vino corriendo y dijo a esos dos pescadores: "¿A dónde van? Su padre ha muerto repentinamente. ¡Regresen!".
Así que ellos le dijeron a Jesús: "¿Podemos ir a casa para enterrar a nuestro padre y luego regresar?".
Jesús les dijo: "No se preocupen de los muertos, hay suficientes muertos en el pueblo, ellos enterrarán a su muerto"
Ustedes vengan y síganme. Ustedes no necesitan preocuparse por el muerto".
Y aquellos dos pescadores le siguieron.
Esto es confianza.
Ellos oyeron, ellos vieron a Jesús.
El lo quería así -y tenía razón: "Cuando el padre está muerto ¿qué se va a hacer?
Cuando alguien está muerto, está muerto.
No hay necesidad de ir.
Y hay suficientes muertos en el pueblo; ellos se ocuparán del resto, ellos harán los rituales, ellos enterrarán a tu padre.
Ustedes vengan y síganme".
Y ellos lo siguieron y nunca voltearon hacia atrás, nunca miraron hacia atrás.
Confianza significa no mirar hacia atrás. 
Confianza significa no regresar hacia atrás.

Una mente que duda siempre está mirando hacia atrás y siempre pensando en la alternativa, siempre pensando en lo que no ha hecho, siempre pensando si es que lo hizo correcto o incorrecto: "¿Debería regresar o seguir a este loco? ¿Quién sabe?
El dice que es el hijo de Dios, pero ¿quién sabe?
Nadie sabe sobre Dios, nadie sabe sobre sus hijos -¡y este hombre parece ser uno de nosotros!".
Pero los pescadores siguieron a Jesús.
Si sigues a un hombre como Jesús, tarde o temprano él se volverá contagioso.
Pero tienes que seguirlo desde el comienzo.
Tarde o temprano sentirás que es el hijo de Dios. 
No sólo eso -a través de él te darás cuenta que ustedes también son hijos de Dios. 
Pero al principio tendrán que confiar; si al principio hay duda, las puertas estarán cerradas.
Esta relación entre Maestro y discípulo ha desaparecido debido a los tres siglos de éxito de la ciencia.
La ciencia ha logrado tanto... y ha hecho milagros -por supuesto milagros inútiles porque no han agregado ni un solo pedacito de felicidad al ser humano, y un milagro es inútil si la felicidad no ha sido aumentada a través de éste.
Por el contrario, la felicidad ha disminuido.
Mientras más tecnología, más comodidad -pero menos felicidad: éste es el milagro que la ciencia ha logrado. Cuantas más cosas pueden ser hechas por artefactos mecánicos, menos necesario eres.
Y cuanto menos necesario seas, más inútil te sentirás, sin sentido.
Tarde o temprano el computador te reemplazará y entonces no serás necesario en absoluto; entonces podrás ir y suicidarte porque el computador lo hará todo.
La felicidad surge al sentirse necesario.
Cuando eres necesario te sientes feliz porque sientes que tu ser tiene significado; sientes que tu vida tiene significado; sientes que eres necesario y que sin ti las cosas serían diferentes.
Pero ahora, sin ti nada es diferente, mas bien las cosas serán mejores sin ti porque las máquinas pueden hacer todo mejor que tú. Tú eres simplemente un obstáculo, simplemente una cosa arcaica.
El hombre es la cosa más obsoleta hoy en día, porque todos los años sale una nueva edición de todas las cosas: un nuevo modelo de los carros Ford, un nuevo modelo de todo.
Sólo el hombre permanece siendo el modelo más obsoleto. En medio de tantas cosas nuevas, tú eres la única cosa vieja.
La mente moderna continuamente siente una falta de significado porque nadie te necesita. Aun los niños no te necesitarán, porque el gobierno, los asistentes sociales del gobierno, se encargarán de ellos.
Los ancianos padres no te necesitarán, habrán entidades -del gobierno, del estado- que se encargarán de sus necesidades. ¿Quién te necesita?
Y cuando sientes que nadie te necesita, que eres simplemente una carga innecesaria ¿cómo puedes ser feliz?
En la antigüedad tú eras necesario.
En algún lugar, un místico judío, Hillel, quien debe haber sido un hombre de gran confianza, un hombre que oraba mucho, le dijo a Dios en su oración: "No pienses que sólo yo te necesito -tú también me necesitas.
Sin mí no serás nada. Si Hillel no está ahí ¿quién orará? ¿Quién te venerará? Yo soy una necesidad. Así que recuerda esto: Yo te necesito, eso es verdad -tú también me necesitas".

Cuando todo el universo te necesita -aun el Dios- entonces tú tienes un sentido, un significado, una fragancia. 
Pero ahora nadie te necesita; puedes ser descartado fácilmente, tú no eres nada.
La tecnología ha creado la comodidad y te ha hecho descartable.
La tecnología te ha hecho mejores casas, pero no un hombre mejor, porque un hombre mejor necesita de alguna otra dimensión -y esa dimensión no corresponde a la mecánica.
Esa dimensión es de la consciencia, no de la mecanicidad.
La ciencia no puede crear un Buda o un Jesús, pero la ciencia puede crear una sociedad en la cual un Buda será imposible.
Mucha gente viene hacia mí y me pregunta por qué ahora no hay más Budas, más teerthankaras, más Jesuses. ¡Por causa tuya!
Ustedes han creado tal sociedad, que se hace más y más imposible que un hombre simple pueda existir, que un hombre inocente exista. 
Y aun si existiera, no lo reconocerían; no es que no hayan Budas -difícil pero los hay.
Puedes estar pasando junto a ellos todos los días cuando vas a la oficina, pero no puedes reconocerlos, estás ciego.
La confianza ha desaparecido.
Recuerda esto: que Jesús vivió en una época de confianza, de profunda confianza.
Toda su gloria, todo su significado puede ser entendido sólo a través de la dimensión de la confianza.
Ahora entraremos a esta pequeña parte del dicho de Jesús:
Los discípulos le dijeron a Jesús: "Dinos a qué se parece el reino de los cielos".
Ellos no eran preguntones, no eran gente curiosa, no iban a discutir. Su pregunta era inocente. Cuando una pregunta es inocente, sólo entonces un Jesús la podrá responder.
¿Cuándo es inocente una pregunta? ¿Sabes?
Si ya sabes la respuesta, entonces la pregunta no es inocente.
Preguntas: "¿Hay Dios?" y ya tienes la respuesta.
Sabes que sí, que hay, y has venido hacia mí sólo para confirmarlo
O sabes que no hay ningún Dios, y vienes para ver si este hombre sabe o no.
Si es que ya tienes una respuesta, entonces la pregunta es astuta, entonces no es inocente.
Entonces no puede ser respondida por un Jesús, porque un Jesús sólo puede responder a la inocencia.
Cuando un discípulo pregunta, no hay respuesta en su mente.
El no sabe, simplemente él no sabe, por eso es que está preguntando.
Recuerda eso: cuando preguntes algo, recuérdalo bien, ¿estás preguntando porque ya tienes la respuesta? ¿
Estás preguntando en base a tu conocimiento? entonces no podrá haber contacto.
Entonces aun si respondo, la respuesta nunca te llegará.
No estás suficientemente vacío para recibir la respuesta. 
La respuesta ya está ahí: ya estás prejuiciado, envenenado.
Hay dos tipos de preguntas: una que surge del conocimiento -entonces es inútil.
Aquí es posible un debate, no un diálogo.
Pero cuando preguntas porque no sabes, sabiendo bien que no sabes, cuando sabes que: no lo sé y preguntas, tú te has vuelto un discípulo.
Ahora no va a ser una discusión.
Estás sediento y estás pidiendo agua, estás con hambre y estás pidiendo comida.
No sabes y preguntas; estás listo para recibir.
Un discípulo pregunta sabiendo bien que no sabe.
Cuando no lo sabes eres humilde.
Cuando lo sabes te vuelves egocéntrico, y un Jesús no puede hablarle a los egos.
Los discípulos le dijeron a Jesús -"Discípulos" significa aquellos que están completamente conscientes de que no saben- "Dinos a qué se parece el reino de los cielos".
Jesús continuamente hablaba acerca del reino de los cielos, eso creaba muchos problemas.
La misma terminología creaba muchos problemas, porque la palabra "reino" es política y los políticos se asustaron.
Por eso es que fue crucificado, porque pensaron que: "Este hombre está hablando acerca de un reino que va a haber en la tierra, y este hombre está diciendo que: 'Yo soy el rey de ese reino'.
Este hombre está tratando de crear una revolución, de derrocar al gobierno. ¡Este hombre quiere crear otro reino!".
El rey, el virrey, los oficiales, los sacerdotes, todos se asustaron.
Y este hombre influía, porque la gente lo escuchaba; y no sólo lo escuchaba -cada vez que lo escuchaba se transformaba, se encendía, era totalmente nueva, algo sucedía dentro de ellos.
Así que los sacerdotes, el virrey, Poncio Pilatos, Herodes el rey, todo el gobierno, el gobierno seglar y el gobierno sagrado, ambos tuvieron miedo de este hombre.
Este hombre parecía ser peligroso.
Nunca hubo un hombre tan inocente como él, pero parecía tan peligroso.
Fue mal entendido.
Pero siempre existe la posibilidad de que un Jesús sea mal entendido.
El problema es que él tiene que usar tu lenguaje; no hay otro lenguaje, y cualquier cosa que diga tiene que decirlo con tus palabras.
No hay otras palabras y tus palabras ya están demasiado recargadas; ellas ya llevan demasiado significado, ellas están demasiado recargadas.
El simplemente estaba hablando sobre el reino de Dios, el reino de los cielos. Pero "¿reino?" -esa palabra es peligrosa.
La palabra reino sugiere algo de política.
Jesús no fue un revolucionario de este mundo.
Fue un revolucionario, un Maestro revolucionario pero del mundo interno, y estaba hablando del reino interno.
Pero aun los discípulos no estuvieron conscientes de lo que estaba diciendo.
Cuando ustedes llegan donde un Maestro, hay un encuentro de dos dimensiones diferentes.
El encuentro es tal como el encuentro del cielo y de la tierra, justo en el límite de unión.
Si existe confianza podrán volar al cielo; si no existe confianza se aferrarán a la tierra.
Si hay confianza desplegarán sus alas y volarán, pero si no existe la confianza entonces se aferrarán a la tierra.

Este hombre te trae un peligro.
¿Qué es el reino de los cielos? ¿Qué tipo de reino?
El reino es absolutamente opuesto, diametralmente opuesto al reino de este mundo.
Y Jesús lo explicó y explicó... pero difícil de hacer entender a la gente.
El dijo: "En el reino de Dios, el más pobre será el más rico, el último será el primero".
El hablaba exactamente como Lao Tse y era un hombre como Lao Tse.
"El último será el primero en mi reino de Dios".
El está diciendo que el más humilde será el de mayor significado, que el más pobre será el más rico, y alguien no honorificado aquí será honorificado allá -¡todo al revés!
Tiene que ser así.
Te paras a orillas de un río y el río es silencioso, no hay movimiento en el agua y miras el reflejo: está al revés.
El reflejo siempre está al revés.
En este mundo realmente estamos al revés, y si queremos ponerlo al derecho todo tendrá que ponerse al revés; pero eso parecerá como si todo fuera a ponerse al revés -es necesario un caos.